viernes, 26 de junio de 2009

1958-2009

Ayer fue un día raro. Un día de esos en mi ofi en los que redescubro porqué me gusta trabajar en un periódico. Fue agridulce, porque al mismo tiempo el tema se trataba de la muerte de uno de mis más grandes ídolos. La portada de ayer la guardo como uno de mis mejores trabajos (en equipo con Pacasso, Adri y Fabi, mil gracias!), y como esas cosas que haces con un cariño muy especial.

Hoy una amiga me pidió que escribiera un texto leve sobre Michael Jackson para un blog de música que tiene. Les dejo el texto y la portada.

El problema es que ya no se crean iconos como antes. La nostalgia de una pérdida como la de ayer, queda ajena a juicios morales. El problema es que antes los grandes iconos eran considerados por su aportación y trayectoria mientras que hoy en día las “superestrellas” se hacen en parte de lo que musicalmente puedan ofrecer, y en parte, de los escándalos de los que se puedan hacer. La nostalgia de una pérdida como la de ayer, es porque representa el fin de una era en la que los grandes iconos nacían, proponían y perduraban, a veces a pesar de ser personas comunes y corrientes.

Hablamos de alguien que probablemente sea de las últimas grandes figuras de la cultura pop, alguien que antes de tener 8 años experimentaba con guitarras y con bongoes, que tiene en su haber el récord del disco más vendido de la historia (thriller), alguien que igual mezclaba funk con hard rock, y nos regaló en beat it el solo de guitarra más pegajoso que haya escuchado.
Además, daba conciertos como hoy ya no se hacen, bailaba como él solo sabia hacerlo, filmaba los videos de sus canciones a modo de cortometrajes con directores como Scorsese. Inventó el hilo negro, cosa que pensamos que hoy en día ya nadie se puede hacer.

Mucha gente se cuestiona porque tanta conmoción por alguien del quien no hay que olvidar tenia muchos defectos humanos. La respuesta es: Porque ayer, para el mundo, no se murió el ser humano, murió una etapa que de una u otra forma marcó lo que hoy se hace actualmente en la escena musical. Dificilmente con la rapidez en la que hoy día vivimos, volvamos a ver emerger otro suceso de ésta índole. 1958-2009.


lunes, 22 de junio de 2009

Mi Karl y mi Ellie.

Pues con la noticia de que el Rey Conejo ya me quiere otra vez. Ya me habla bonito y volvió a ser buena persona, como antes. Y como ya nos llevamos bien, pues lo invité al cine. Fuimos a ver UP... y cómo explicarlo. El Rey se la pasó increíble, pero a mi me pasó algo muy extraño.

Yo soy llorona normal en las películas, como toda chica. Echo una que otra lágrima y listo, pero en UP me pasó algo nuevo. No se las voy a contar porque deben verla (es una maravilla), pero al parecer le funcionó a Pixar independizarse, pues el mensaje no es el típico de las pelis animadas tipo Disney. A grandes rasgos habla de un viejito que lucha por cumplirle el deseo de toda la vida a su esposa, mientras al mismo tiempo se replantea a él mismo cuando se queda viudo. Al final el mensaje es tan fuerte y claro, pero al mismo tiempo simple, que no pude parar de llorar de lo bonita que está. Llegué a mi casa que está a escazos diez minutos del cine, todavía llorando, pensando que Karl (el viejito) fue muy afortunado al darse cuenta que no necesitas grandes objetos o aventuras si al lado tienes a alguien en complicidad contigo que comparta todas tus loqueras. Buen mensaje justo ahora que no creo en esas cosas.

Ayer fue el día del padre. No le voy a escribir nada al Arqui (mi papá), porque el primer post que escribí para éste blog fue íntegramente dedicado a él, y digo... creo que le dije todo ahí. Lo que sí es que al otro día a primera hora le hablé y le recomendé la película. ¿Porqué? Pues porque cuando El Arqui lleve a mi mamá a a verla van a entender porqué me conmovió tanto. Ellos son mi para mí mi ejemplo perfecto de Karl y Ellie, pues ahorita después de dejarnos a mi hermana y a mi, vuelven a vivir ellos dos sólos, y replanteándose como "novios" otra vez. De por sí llegar hasta allá no está fácil (tantos años) ahora aprender a estar los dos solos, pues supongo que menos. Y tienen sus diferencias, mi papá es muy necio y mi mamá aferrada, entonces explotan a cada rato. Pero de eso se trata su perfección, de saborear lo fácil y lo difícil, y de quererse de un modo que ya poca gente entiende. Asi que como a mi Sr. Papá le gusta celebrar el día del Padre, de la Madre, de la silla reclinable y del algodón de azúcar, entre otras festividades, para que no diga que no le regalé nada, le regalo la siguiente oración: Papá, a Diferencia de Karl, tu tienes una Ellie grande, y dos mini Ellies más, que aunque estemos lejos, los queremos muchísimo. Ojalá pudiera agarrar mil globos e irme volando a Carmen cada vez que los extraño, que es casi diario.

El Rey Conejo en cambio, tiene otros planes. Él quiere aprender a surfear, asi que cuando salimos del cine me pidió que le consiguiera sus globos ya que él sí tiene el tiempo para viajar, e irse volando a la playa... a ver con que chistesito nos sale... Les dejo la foto de su despegue...




martes, 9 de junio de 2009

Y al final, luz.

¿Y si mejor me quedo aquí, parada, sin moverme, evitando la dolorosa punzada de las astillas que se asoman entre tantas ramas? ¿Y si lloro, y me deshago en autocompasión, llena de lástima por no entender cómo llegué hasta aquí, y peor, no saber cómo salir?. Mediocre decisión. Fácil respuesta. Pero quedarse con lo fácil no hace sino quitarle valor al mérito alcanzado cuando uno supera adversidades. Me sabe pobre.

Lo pienso mejor, levanto la cara. Y de repente, idea. Si frente a mí en el paisaje sólo veo café oscuro con tonos de naturaleza muerta apuntándome con sus filosas armas, arriba de mí alcanzo a ver las nubes, el cielo, el infinito. Pienso que ese mismo cielo cobija toda área caminable y no sólo el pequeño y amenazador pedazo de tierra en el que cobardemente me refugié, por temor o por comodidad. Y es justo esa enorme tela azul claro intermitente, la que me invita a replantearme mis ambiciones, a pensar que quedarme aquí denotaría muy poco criterio de mi parte... es la que me lleva a retarme.

Sí, seguramente va a doler. Sí, seguramente tropezaré más de una vez, habrá heridas más infectadas que otras, habrá cansancio, hastío, situaciones más complicadas que me haran recordar que mi decisión por salir de la enramada no era mas que un juego de niños. Pero más infantil de mi parte haber pensado que siempre caminaría por la vereda verde y soleada. Y todavía más absurdo creer que puedo llegar a ser el ser humano que quiero ser, sin pasar por éstas encrucijadas. Me convenzo a mí misma. Ahora no lo dudo, ahora quiero sentirlo, quiero cruzar.

Doy el primer paso. De todas las direcciones posibles, hacia adelante me parece correcto. Seguiré el instinto. Por un instante pienso en atravesar corriendo, pero me doy cuenta que con eso, en vez de aminorar el dolor, me desgarraría con esas puntas afiladas la piel mientras se me fueran clavando, y eso podría ser aún más mortífero. Voy a ir lento, voy a ir aprendiendo con cada espina enterrada cómo manejar éste camino. Otro paso, el primer sablazo en mi pierna. Un paso más, otra punta más... y otro paso.. y otra punta... Y más pasos.

Después de un tiempo, veo hacia atrás. Ya he caminado bastante, y en retrospectiva, mi indecisión era más miedo que dolor. Empiezo a avistar reflejos de sol no tan lejos, a reconocer campo libre de nuevo. No falta mucho, seguiré caminando hacia allá, ya vi que voy bien. Ir avanzando sin tantas sombras debe ser mejor, definitivo. Otros pocos pasos más, y después, luz.

martes, 2 de junio de 2009

Manual de advertencia para conocerme.

Que por cierto, es necesario que lo utilicen si planean acercarse, porque si no van a caer en los típicos errores de etiquetamiento social, y se necesita serenidad y paciencia para comprenderme. Y es que a veces, hasta yo misma me daría un sape. 5 contras y 5 pros, para su fácil manejo:

Odio:

1.- Ser fatalista. Cuando algo malo me pasa, veo el lado mas oscuro de todo, para que ya en el drama completo, me de cuenta que he salido de peores. Le pongo mil trabas a todo, siempre le doy 1500 vueltas a las cosas, en lugar de hacerlas e ingueasumá a ver que pasa...
2.-Ser distraída. Se me va la onda, ¿qué le hago?. Vivo en otro mundo. Por lo tanto siempre pierdo todo, se me olvidan las cosas, me caigo, me pego, hago osos tooooodo el tiempo.
3.-Hablar tan fuerte, y hablar taanto. Tengo la voz super ronca, y super fuerte = la peor combinación. Siempre me callan, o hablo algo que no se suponía que oyeran y lo oyen. Y lo peor, hablo mucho. Tengo una necesidad asquerosa de comunicación inmediata. Es muy molesto.
4.-Ser desesperada. O impaciente, lo que prefieran. Es lo mismo. Si ya me quiero ir, si ya me aburrí de hacer algo, o quiero algo en ese instante, me desespero y entonces:

a) empiezo a hacer burradas e incoherencias, pierdo la razón y me disfrazo, río, lloro, bailo, canto..., cual bipolar.
b) Me pongo de mamona insoportable y pongo jeta, o peor, me duermo. ja!

5.-Ser una burra para la interacción social. No esperen que sepa qué contestar a filtreos, cumplidos, insinuaciones, porque soy malísima para eso. Las personas creen que me cagan porque siempre digo alguna estupidez, o que estoy cansada, o les tiro lo que estoy tomando encima... ja. No me caen mal si no saludo (leer el punto no. 2). Y el peor subtema de este punto:
5.1 -Odio ponerme rojísima. Basta con que alguien me parezca medianamente simpático y que me diga "Hola" para que mi color facial mute a un muy bonito magenta subido, y mi platica sea "Ahm... sí... este.... uhm... lo que decía era... ehm.. ya se me olvidó".

Amo:
1.- Ser suertuda. Cuando soy fatalista, siempre, siempre, siempre, la vida se encarga de callarme la boca. Me quejo mucho, pero al final del día, no debería tanto.
2.- Ser distraída. Pues sí, me da muchos momentos bochornosos, pero también horas y horas de sana diversión. Burlarme de mí misma es de lo más divertido. Además, sin eso no sería yo.

(El punto 3 sí lo cambio, porque de plano no hay nada bueno en ser gritón)

3.-Hacer burradas e incoherencias cuando me desespero. Es lo que me hace un personaje. Si yo pudiera, tendría muchas botargas y siempre saldría a la calle con una distinta. Ponerme a graznar como pato o armar figuritas de papel, o bailar cantando tonaditas, o... o...
4.-Ser una burra para la interacción social. Porque eso hace que todavía conserve un muy alto grado de inocencia que me permite creer que todavía hay buenas personas allá afuera y que se puede confiar en ellas aún.
5.-Mi sarcasmo y mi sentido del humor, muy muy negro. (Y en general todo mi sentido del humor). Entre más irónico el comentario, mayor número de risas. Y soy re simple, así que me río de casi todo, mucho, y además tengo el increíble don de hacer reír a la gente con mis idioteces... Sí... amo hacer reír.

Entonces, en resumen, todo lo malo siempre tiene un lado bueno,
¿No creen?