martes, 9 de junio de 2009

Y al final, luz.

¿Y si mejor me quedo aquí, parada, sin moverme, evitando la dolorosa punzada de las astillas que se asoman entre tantas ramas? ¿Y si lloro, y me deshago en autocompasión, llena de lástima por no entender cómo llegué hasta aquí, y peor, no saber cómo salir?. Mediocre decisión. Fácil respuesta. Pero quedarse con lo fácil no hace sino quitarle valor al mérito alcanzado cuando uno supera adversidades. Me sabe pobre.

Lo pienso mejor, levanto la cara. Y de repente, idea. Si frente a mí en el paisaje sólo veo café oscuro con tonos de naturaleza muerta apuntándome con sus filosas armas, arriba de mí alcanzo a ver las nubes, el cielo, el infinito. Pienso que ese mismo cielo cobija toda área caminable y no sólo el pequeño y amenazador pedazo de tierra en el que cobardemente me refugié, por temor o por comodidad. Y es justo esa enorme tela azul claro intermitente, la que me invita a replantearme mis ambiciones, a pensar que quedarme aquí denotaría muy poco criterio de mi parte... es la que me lleva a retarme.

Sí, seguramente va a doler. Sí, seguramente tropezaré más de una vez, habrá heridas más infectadas que otras, habrá cansancio, hastío, situaciones más complicadas que me haran recordar que mi decisión por salir de la enramada no era mas que un juego de niños. Pero más infantil de mi parte haber pensado que siempre caminaría por la vereda verde y soleada. Y todavía más absurdo creer que puedo llegar a ser el ser humano que quiero ser, sin pasar por éstas encrucijadas. Me convenzo a mí misma. Ahora no lo dudo, ahora quiero sentirlo, quiero cruzar.

Doy el primer paso. De todas las direcciones posibles, hacia adelante me parece correcto. Seguiré el instinto. Por un instante pienso en atravesar corriendo, pero me doy cuenta que con eso, en vez de aminorar el dolor, me desgarraría con esas puntas afiladas la piel mientras se me fueran clavando, y eso podría ser aún más mortífero. Voy a ir lento, voy a ir aprendiendo con cada espina enterrada cómo manejar éste camino. Otro paso, el primer sablazo en mi pierna. Un paso más, otra punta más... y otro paso.. y otra punta... Y más pasos.

Después de un tiempo, veo hacia atrás. Ya he caminado bastante, y en retrospectiva, mi indecisión era más miedo que dolor. Empiezo a avistar reflejos de sol no tan lejos, a reconocer campo libre de nuevo. No falta mucho, seguiré caminando hacia allá, ya vi que voy bien. Ir avanzando sin tantas sombras debe ser mejor, definitivo. Otros pocos pasos más, y después, luz.

3 comentarios:

In phidelio dijo...

A veces, por supuesto que es bueno seguir el instinto. Demasiados ifs en la vida hacen daño.

Saludos inphidélicos, mi querida Mafer

Gobseck dijo...

me gusta tu actitud, un ejemplo a seguir, y no esta de mas tomar de vez en cuando el consejo y/o la mano de un extraño(a) para saber que por complicado que se ve el camino, al final no vamos tan solos como pensabamos... en serio es bueno ver que publicas con mayor frecuencia.

Saludos.

Gobseck dijo...

jajaja gracias por tu comment... jaja tara-ra-ra-ra hey!! jajaja.. momento.... eres diseñadora tambien?